Cuántas veces en época de verano hemos necesitado de juntar agua para realizar nuestros quehaceres diarios como asearnos, cocinar, lavar, beber. Probablemente antes del año 2017 les haya pasado eventualmente si viven en algún distrito de Lima, sin embargo ese año se caracterizó por afectar a la mayor parte de la ciudad con una restricción severa de agua por varios días, fueron en promedio 26 distritos de Lima y Callao, y por primera vez después de tiempo se observaron largas filas de personas pugnando por colectar el líquido en cubetas o baldes en los parques de muchos distritos, donde las cisternas aparecían para repartir este recurso, sin embargo la demanda superó largamente lo que se pudo ofrecer.
En este contexto los negocios fueron afectados también, hospitales y servicios de emergencia, hoteles, fábricas, restaurantes, entre muchos otros. Las botellas de agua se agotaron en muchos supermercados, y el precio subió por la escasez. La logística de su distribución a la población también fue un dolor de cabeza para los Municipios, pintando un escenario que resaltaba la vulnerabilidad de la ciudad considerada como la segunda gran urbe construida en un desierto (después del Cairo).
Las condiciones no son nada alentadoras para los siguientes años en función a efectos del fenómeno del niño en las ciudades de la costa norte, los potenciales huaycos por las lluvias en los primeros meses del año que tienden a afectar a la planta de tratamiento de la Atarjea, y condiciones que por el cambio climático afectan también la disponibilidad del agua en otros meses del año.
Felizmente algunas organizaciones han empezado a tomar conciencia de estos efectos recurrentes y se encuentran desarrollando planes o estrategias para responder ante estos potenciales eventos, así hay algunos hospitales y colegios que han decidido adoptar a través de algunas donaciones o compras el uso de tanques o contenedores flexibles para mantenerlos como parte de su kit de emergencia institucional y activarlos cuando haya la necesidad, igualmente algunos hoteles están buscando estar provisionados de un espacio de almacenamiento extra de agua para su tratamiento interno que incluye el manejo de aguas grises, pero lo más interesante es que los Gobiernos locales están tomando una mayor atención de estos temas. Así el Municipio de Miraflores, que se caracteriza por su capacidad de prevención, a través de su Sub-Gerencia de Defensa Civil recientemente ha adquirido una serie de estos tanques flexibles estacionarios para el almacenamiento de agua potable que permitirán mejorar la respuesta ante una emergencia por suministro de agua. Ellos han desarrollado un sistema de almacenes soterrados de emergencia que con la participación de vecinos voluntarios del distrito permiten a su vez albergar a éstos tanques y tenerlos disponibles ante cualquier necesidad. Creemos que éste tipo de medidas puede servir de ejemplo para otros distritos del Perú.